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miércoles, 2 de junio de 2010

San Alberto Magno, Patrono de los estudiantes y profesionales de las ciencias naturales


Conocido como Alberto el Grande, científico, filósofo y teólogo, nacido en el año 1206; murió en Colonia, el 15 de Noviembre de 1280. Fue llamado “el Grande” y “Doctor Universalis” (Doctor Universal) en reconocimiento a su genio extraordinario y extenso conocimiento y porque fue perito en todas las ramas del aprendizaje cultivado en su tiempo, sobrepasando a todos sus contemporáneos, excepto, quizás a Roger Bacon (1214-94) en el conocimiento de la naturaleza. Un contemporáneo, Ulrich Engelbert lo llamó la maravilla y el milagro de su época: "Vir in omni scientia adeo divinus, ut nostri temporis stupor et miraculum congrue vocari possit" (De summo bono, tr. III, iv).


Alberto era asiduo en cultivar las ciencias naturales; era una autoridad en física, geografía, astronomía, mineralogía, química (alquimia), zoología, fisiología e incluso frenología. En todas estas materias era ampliamente erudito y muchas de sus observaciones tienen valor permanente...

...En Teología, Alberto ocupa un lugar entre Pedro Lombardo, el Maestro de las Sentencias, y Santo Tomás de Aquino. En un orden sistemático, de rigurosidad y claridad, superó al primero pero es inferior a su propia discípulo ilustrísimo. Su “Suma Teológica” marca un avance mas allá de las costumbres de su tiempo en el orden científico observado, en la eliminación de asuntos inútiles, en la limitación de los argumentos y objeciones; sin embargo, aún se mantienen muchos de los impedimentos, obstáculos o piezas tambaleantes que Santo Tomás consideró suficientemente serios como para un nuevo manual de teología para uso de principiantes. – ad eruditionem incipientium, como el modesto Doctor Angélico notó en el prólogo de su inmortal “Summa”.

La mente del Doctor Universalis, estaba tan llena de conocimiento de muchas cosas que no siempre pudo adaptar sus exposiciones de la verdad a la capacidad de los novicios en la ciencia de la teología.

Enseñó y dirigió un pupilo que dio al mundo una exposición científica concisa, clara y perfecta y una defensa de la Doctrina Cristiana; ante Dios, por lo tanto, le debemos a Alberto Magno, la “Summa Theologica” de Santo Tomás.

(fuente: Enciclopedia Católica)

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