Señor, envíanos tu Espíritu Santo, para que nos recuerde en todo momento cuál es nuestra meta: ver a nuestro Padre, estar con Vos, con Nuestra Madre, en la Nueva Jerusalém...
Que no perdamos de vista que allí donde estemos estás Vos, en el otro, en cada compañero de trabajo, en cada persona que llega a nuestra farmacia, laboratorio u hospital...
Que debemos trabajar para Vos, que todo es para Vos.
Nuestra meta es ser santos, santos desconocidos, escondidos, desapercibidos, invisibles. Pero santos.
Santificar nuestro trabajo haciendo las cosas bien, buscando el bien, el hacerlo a tiempo, sin perder tiempo, de la mejor manera, luchando porque las cosas cambien...
Santificarnos con nuestro trabajo, luchando en contra de nuestras inclinaciones frente a aquel que no nos cae bien, que nos molesta, nos perturba, clamando a Vos, Señor, para que nada nos quite la paz, ofreciéndote todo y tratándolo mejor que a nadie...
Nos cuesta verte en el otro, Jesús. Pero nada es imposible si estás con nosotros.
Ayúdanos a ser coherentes en el sentir, decir y hacer.
Amén
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